Foto por Jay Ruzesky

Esta entrada no pasa de moda, y es un “remake” de lo que te compartí hace casi exactamente hace 4 años. ¡Va de nuevo!

Te vas de vacaciones, y decides no llevarte el ordenador para no trabajar, pero te llevas dos libritos de teoría para adelantar un poco así sea de relax. Cuando vuelves a casa, los desempacas de la maleta sin haberlos abierto. Arrancas la semana con sutil sentimiento de decepción de ti mism+. Te das cuenta de que no puedes dejar de lado tu investigación o redacción, así sea por una semana. 

Si esto te parece una locura, ¡me alegro por ti! Pero es o ha sido tan normal para much+s de nosotr+s…

Es probable que esto te suene más familiar si estás, por ejemplo, a medio camino en tu tesis doctoral o en la escritura de algún artículo o libro. Algo complejo, largo, grande.

¿No te parece curioso que muchas veces no nos permitamos descansar a pesar de que sabemos lo básico que es para el bienestar físico y mental? Sabemos que dejamos de rendir, lo fácil se complica, no vale la pena seguir trabajando. Pero aun así no lo dejamos ir.

Esta entrada no es sobre la importancia del descanso. Sabemos de sobra que el descanso es tan fundamental como hidratarse o comer, y que incluso trabajar de más, hace que produzcamos menos. Pero entonces, ¿por qué nos cuesta tanto a veces hacerlo?

La incapacidad de dejarlo todo de lado y descansar, o esa sensación de que no nos lo podemos permitir –¿quién nos estamos creyendo?– tienen que ver tanto con el perfeccionismo como con la manera en la que nos estamos organizando, y estas dos cosas en realidad están fuertemente relacionadas con la cultura de trabajo de nuestros contextos, y de forma muy clara, en el contexto universitario.

En el video de abajo te cuento 4 motivos por los que se nos dificulta, y 5 cosas que puedes probar para que lo dejes ir y te vayas a descansar.

¡Feliz pausa!