
Foto por Fernando
Es bien interesante la relación incómoda que hay entre investigar y dar forma a una propuesta personal por escrito. A mucha gente no nos ha sido fácil aprender, es decir, no hay una relación natural entre una cosa y otra, y a algunas personas se nos dificulta más. Y esto es así sobre todo cuando nuestr+s referentes (o algun+s de ell+s) vienen del mundo académico, y además, hemos tenido experiencias vitales en las que nuestro punto de vista no ha sido respetado del todo.
Parece que hay una contradicción entre las ideas de autor+s que ya han sido avalados por la institución y ya han recibido los laureles de la aceptación de incluso el público extra-académico, y las que puedan venir de ti. La importancia de citar de dónde vienen nuestras ideas -importancia que apoyo en el sentido de permitir que se rastreen o comprueben nuestras fuentes-, a veces actúa como un lastre a la hora de desprendernos de lo que han dicho/publicado otras personas. Nuestras ideas nunca son del todo originales porque no nacieron al 100% de ti, y eso lo sabemos. Pero sí que son la combinación de muchos tipos de saberes, de experiencias, y de herencias de muchos tipos.
Pero aunque nos “apoyemos en hombros de gigantes” (expresión, por cierto, atribuida a Bernard de Chartres y luego a Isaac Newton, pero esto habría que verlo con más calma), nuestro trabajo como investigador+s, artistas, y creativ+s, no es el de reproducir las ideas de otras personas. De hecho, no creo que esto de “reproducir” las ideas de otras personas sea posible, simplemente porque somos personas situadas en otras épocas, otros contextos, latitudes, y otras aspiraciones incluso.
Con esta tensión como telón de fondo, e introduciendo en la conversación el papel de las tecnologías basadas en IA para la generación de textos de investigación, te cuento la historia de Miguel, que está probando con diferentes aplicaciones de IA, y lo que hemos aprendido en ese camino de ensayo y error. Esta experiencia dio pie a una reflexión sobre lo que significa “escribir desde tu propia voz”.
Para empezar, no se trata de dar tu opinión personal sin más, creo que se parece más a tener una visión sobre algo en particular, a reconocer un punto de vista que te es propio, a reconocerte en lo que escribes.
En particular, en el video de esta semana, te cuento de 4 aspectos claves en esto de “escribir con tu propia voz”:
1. Aclarar en qué campo o campos estás situando tu investigación/indagación.
2. Reconocer los patrones de en qué elementos te enfocas al analizar tus materiales. A esto lo llamo niveles de análisis.
3. Tu glosario, las palabras que tiendes a elegir para nombrar las ideas.
4. Las metáforas que usas para simplificar lo complejo.
En el video remarco que estas cosas se van asentando a su ritmo, y sigo pensando en que a veces necesitamos ritmos lentos, y a veces rápidos en esto de investigar, crear, escribir.
También le estoy dando vueltas a la idea de que las IA sirven para aprender a preguntar de forma precisa, a reflexionar y ver cosas que no éramos capaces de ver sol+s antes, y que puede servir como un modelo para aprender a dialogar.
Todo esto me parece muy interesante y que tiene mucho potencial, aunque sigo pensando en que no veo los beneficios de dejar de practicar el diálogo en espacios de mutualidad conectados con nuestros quehaceres, ojalá en tiempo real y con otr+s human+s.
Te dejo entonces con el video,
Un abrazo,
Nadia