
Es común que en la universidad se vea con buenos ojos el trabajar en exceso, sobre todo en la investigación, la escritura y la docencia. Se suele ver como un indicador del compromiso y la vocación de quien eligió trabajar en un medio académico.
Esta cultura del exceso de trabajo y la cultura del sacrificio tiene resultados muy pobres en el bienestar, en la calidad de vida, en las relaciones interpersonales laborales, y muy probablemente también, en la calidad del trabajo que se hace. Por esto reitero, en estos últimos días del año, la importancia de transformarla.
¿Por dónde comenzar?
¿Qué tal tomándote un descanso en esta pausa de fin de año? Si sientes que no te lo puedes permitir, en el video de abajo hablo sobre los motivos por los que probablemente te esté pasando esto.
Acostumbrarte a pensar en el cerebro como un músculo que necesita descanso como lo necesitan tus músculos de las piernas después de una sesión de ejercicio.
El agotamiento físico y mental es algo tan normal en las universidades, que seguramente cuestionarlo y cambiar de maneras de hacer no saldrá al primer intento. Hay que ir probando e insistiendo, y es con este objetivo que vuelvo a compartir el video sobre este tema que también venía muy a cuento justo antes de las vacaciones de verano. En el video también comento estrategias para superar algunos de los obstáculos que te hacen pensar que no te puedes permitir descansar.
La pausa navideña y de fin de año es diferente a las vacaciones de mitad de año porque son más cortas y más intensas. Se me ocurren por ejemplo las exigencias derivadas de la preparación de fiestas, compras de regalos, tiempos con amigas/os y familia, etc. Y esto después de un año complicado.
Por esto te invito también a que pienses sobre cuál es tu definición personalísima de descanso, qué necesitas tú para descansar en este final de 2020, y cómo te pueden colaborar otras personas a cargar la pila, porque descansar a veces es un trabajo en equipo.