Esta es la primera vez que toco este tema en el blog. Qué curioso. En realidad todas las semanas acompaño a alguien que entrega documentos, que cumple entregas. Lo comentamos en los grupos de desarrollo de proyectos semanales, se celebra en el grupo de pomodoros colectivos (donde las personas se encuentran para sesiones de co-trabajo). Es un momento agridulce, muy emocionante, pero mezclado con cansancio, y a veces emociones desagradables, como la sensación de decepción con el propio trabajo… no siempre es todo felicidad.

Pongámonos en situación. Entregaste por fin ese documento clave a tu director/+ de tesis, enviaste ese artículo a tus co-autor+s, o a la revista. 

¡Lo conseguiste!

¿Y ahora, qué?

Después de todo el trabajo, superar retos intelectuales, el físico de estar sentad+ en una silla tecleando, exprimiéndote el coco, vértelas con tus miedos, y estar en un estado adrenalínico por unas semanas, puede que nos sintamos vaciad+s (o con un huequito por ahí). Cansad+s, un poco frustrad+s l+s perfeccionistas de la sala, incluso con rabia o tristeza. 

¿Qué hacer? 

1. ¡CELEBRAR! No puedo enfatizar lo suficiente el poder que tiene celebrar tu logro, por mucho que haya una voz (mala onda) dentro de tí que te diga que no es para tanto. ¡Sí es para tanto! Tenías un reto, algo que no existía y ahora existe, algo que no sabías cómo hacer, y hiciste. No le creas a la voz que quiere minimizar tu logro: lo conseguiste. Nuestro cerebro está cableado para buscar rápido el siguiente problema por solucionar. No lo permitas. Saborea el momento. Créete lo que conseguiste. Compartir el logro ayuda mucho a todo esto (lo hacemos siempre en nuestra comunidad). Piensa en algo que te haga mucha ilusión y que no te permitas seguido. ¡Hazlo hoy! (tirarse en un sofá cuenta)

2. No exigirte NADA de ese mismo tipo por unos días. Alguna vez leí una investigación que decía que el cuerpo y la mente (y añado, emocionalmente) necesitamos la misma cantidad de días de restauración, que de días en los que fuimos más allá de nuestros límites. Si estuviste trabajando innumerables horas para terminar algo por 4 días, necesitas 4 días de no hacer nada. Y asumirlo es muy sabio, para evitar estar por ejemplo 3 días sin poder funcionar ni avanzar, y forzando lo que finalmente sí o sí va a ocurrir (y tu cuerpo se va a asegurar que así sea): Holiii estará 4 días sin hacer “nada” (de la tesis o del artículo, por ejemplo). Agenda esa desconexión. Baja el ritmo al resto de cosas. 

3. Reconecta de a pocos. Cuando estés list+, retoma tu hábito de trabajo (¡esto asumiendo que lo tenías! jaja). Es decir, vuelve a la “cita”, vuelve a ese momento que tienes bloqueado para este proyecto. Elige tareas que estén en tu rango actual de capacidades, algo accesible, algo que no te resulte difícil. 

Tener un sistema planificado con antelación ayuda. Un sistema para: 

a) el trabajo en momentos de incubación, maduración, y de concretar ideas por escrito, 

b) el trabajo antes de una fecha de entrega,

c) para descansar durante y después de la entrega (saber qué siginifica descansar en tu caso, permitírtelo y negociarlo con quien toque para que sea posible)

d) para “el día después”: el recordarte el valor de tu trabajo, la celebración (¿qué es para ti algo valioso?), la desconexión tranuila, y la reconexión realista y confiada. 

¿Tienes un sistema preventivo ya? ¿Qué te funciona en estos casos, qué no te funciona?

Espero que te sirvan estas reflexiones, y te hagan imaginar posibilidades.

¡Tal vez te animen a pasar a la acción! 

Apúntate a mi newsletter en la página principal de esta web (en construcción), descárgate la guía de 3 pasos para reconectar con tu trabajo, encontrémonos por LinkedIn o Youtube.