Foto por Elisa Michelet

¿Te ha pasado de pensar que para lograr lo que te has propuesto necesitas sobre todo disciplina?

¿Y que si comienzas con buen pie, pero te quedas por el camino, es porque te ha faltado seguir un plan y unas reglas con disciplina, de principio a fin? 

A mi me pasaba cuando estaba escribiendo la tesis o algún artículo, y pasaban días en los que no escribía ni una sola palabra. El clásico parón después de un subidón de motivación inicial. 

Con la necesidad de salir de ahí, me decía cosas como: “a partir de mañana escribiré 6 horas al día, todos los días, y no importa a qué hora ni cómo, pero lo tengo que lograr”.

Como se esperaba de mi que escribiera, en mi cabeza esto implicaba que tenía que escribir 6 horas al día. Y digo en mi cabeza porque estas reglas las saqué de mi imaginación, de mi imaginación sobre cómo tenía que ser un día de trabajo para personas que tenían más experiencia que yo escribiendo.

Esto tenía como consecuencia que si no lograba sacar esas 6 horas para escribir, o que si comenzaba mal el día, distraída, o sin saber qué escribir o por dónde comenzar, ya sentía que estaba desperdiciando mi tiempo, que el día estaba “saliendo mal” y que al día siguiente tenía que hacer lo que fuera por cumplir con mis reglas.

No tenía nada más que mi imaginación, consejos bienintencionados pero vagos de personas a mi alrededor como: “tienes que sentarte y ya está”, “prepárate para acelerar”, y, no menos importantes, todas esas consignas leídas en manuales de investigación o sobre cómo hacer una tesis.

Los manuales de investigación y de escritura y sus leyes

Los manuales de escritura suelen explayarse sobre los resultados ideales que se deberían obtener, pero dejan colgando el proceso.

Entre todo lo que leía como ayuda para guiarme en mi propia escritura, recuerdo un manual de forma especial. Se trataba de un librito muy compacto, que se editaba en la colección “Repères”, de ediciones “La Découverte”, en francés. Es una colección que me había salvado en tantos momentos por sus libros sintéticos sobre cuestiones teóricas complejas: Foucault, Bourdieu, Simmel, Elias.

Y como además me encantaba este estilo de disertación a la francesa, consulté en varios momentos el libro titulado “El arte de la tesis” y escrito por Michel Beaud.

Echando un vistazo de nuevo a este libro porque de ahí venían muchas de mis creencias sobre cómo tenía que ser esto de escribir una tesis, me di cuenta, sorprendida (y no tan sorprendida, minutos después), que en varios momentos del texto se dice, y aquí la traducción es propia: “Si la conversación con su director de tesis sobre la problemática ocurre 8 semanas después de haberte inscrito en el doctorado, ya van tarde.” Y el consejo que viene justo en el párrafo de después es: “Atención: Organícense mejor. Sean más rigurosos, y más exigentes con respecto a ustedes mismos.” (p. 57). Es decir, exigirse aún más con respecto a los resultados, pero sin una idea del proceso, de cómo hacerlo, más allá del rigor y la auto-exigencia. Tremendo.

Y más adelante, encuentro una clave para entender de dónde me venía esta idea de disciplina: “Si sólo tienes como trabajo hacer la tesis, debes consagrarle al menos 7 u 8 horas a ella, con un día o día y medio de descanso entre medio. Pero muchos no hacen solamente esto. Hay que redoblar entonces su disciplina. (…) Y muchos estudiantes no acaban nunca su tesis porque no supieron imponerse la suficiente disciplina personal o porque no contaron con un contexto adecuado.” (p. 68)

Comparto esto porque para mi fue todo un descubrimiento el ver que todas estas reglas que me imponía, venían de lo que yo pensaba era la disciplina necesaria para poder llegar hasta el final del exigente camino que era hacer una tesis de doctorado. Es decir, estaba haciendo lo que había aprendido, y mirando atrás, vi que esta imposición me llenó de reglas imaginarias imposibles de alcanzar. Esto me hacía parar en seco, abandonar el trabajo, impedirme disfrutar con mis humildes pero potentes avances, y sobre todo tener la curiosidad para encontrar el sistema que me funcionaba a mi. 

Tengo que decir que esta es una experiencia muy común, y lo oigo en mis mentorías todo el tiempo: “Ahora sí me pondré todos los días, y acabaré ya este capítulo”, como confiando en que es a base de fuerza de voluntad y dsciplina (el “látigo”), que por fin se llegará hasta el final. 

En el video de esta semana te quiero hablar del exceso de reglas y del querer avanzar en la escritura basándote en tu disciplina. Fue después de mucho investigar sobre el tema de por qué nos cuesta avanzar en este tipo de proyectos que aprendí una lección muy valiosa que te cuento en el video de abajo. Y te comparto dos ejercicios sencillos que puedes probar.

Descárgate abajo el Cuestionario de bloqueos que te servirá para ver si esto es algo que te afecte a ti especialmente, y adaptar una estrategia de gestión que te funcione.

Si te ha pasado a ti, o puedes pensar en alguien a quien hayas oido decir que es a base de disciplina y de “atarse a la silla” que conseguirá acabar su manuscrito, por favor compártele este material.

Aquí tienes el cuestionario de bloqueos de escritura:

Referencias

Beaud, Michel (2006). L’art de la thèse: Comment préparer et rédiger un mémoire de master, une thèse de doctorat ou tout autre travail universitaire à l’ère du net. Paris: La Découverte.