Foto de Nick Fewings
Escribir a partir de un proceso de investigación, académico y no académico: ¿Cuál es el problema?
Me acuerdo de hablar, hace años, con Julien, un amigo que se dedicaba al mundo de la curaduría de arte, y del que leí algún texto descriptivo sobre el tema de una exposición en particular. Le contaba que me estaba encontrando con una colega de la universidad un día a la semana para avanzar en un artículo que estaba escribiendo. Estábamos en una mesa con más personas que estaban saludándose entre ellas, y había conversaciones cruzadas. Le conté que me estaba costando mucho sacar adelante ese artículo, asumiendo que su experiencia era la misma. Me respondió con una pregunta muy sencilla, con expresión de confusión en la cara: “¿Por qué?”, y cuando comencé a articular mi respuesta, sorprendida de no saberlo explicar con una respuesta corta y sencilla como lo fue la pregunta, alguien más lo interpeló y esa conversación se quedó ahí.
Los motivos eran sin duda más complejos de lo que yo misma me había dado cuenta hasta entonces, y que ya hubiera escrito una tesis y varios artículos no impedía que lo siguiera encontrando difícil.
Hay personas que no han experimentado la combinación entre la auto-exigencia perfeccionista, el tener que demostrar sus capacidades a cada paso por no tener un espacio “ganado de antemano” en sus contextos profesionales, y la exigencia de crear un trabajo inteligente y original, que luego se evaluará en comisiones especialmente conformadas para ello.
Estas dificultades son complejas y a la vez muy comunes. Además de esto, se suelen vivir con vergüenza, como si fueran la prueba de nuestras limitaciones personales. Sigue habiendo un estigma muy fuerte alrededor de las dificultades al escribir a partir de investigación y lo tremendo es que además le ocurren tanto a personas con o sin experiencia. El tipo de dificultad cambia, pero no el hecho de experimentar dificultades.
Con esta entrada quiero contribuir a que esta vergüenza y auto-culpabilización cambie, y seamos capaces de hacer una análisis más competo de lo que ocurre y nos ocurre.
Tipos de dificultades
En general, las dificultades con la escritura pueden manifestarse de diferentes maneras, pero para ser más específica, las voy a clasificar según tres grandes momentos.
- El primero es la incapacidad de comenzar a escribir, la hoja en blanco, los días que pasan sin que podamos sentarnos a escribir, o una vez en nuestras sillas… no pasa nada. O pasa La Nada, así en mayúsculas, según como se vea 😉 No sabemos por dónde entrar en una tarea que forma parte de un proyecto que vemos como titánico, difícil, o poco claro. Tenemos la cabeza llena de reglas de cómo debería ocurrir ese momento de sentarnos a escribir, y son a veces esas reglas las que nos impiden explorar cómo es el proceso para nosotrxs. Me he dado cuenta, y la investigación lo confirma (por ejemplo, Sword, 2017), que estas dificultades tienen que ver con la falta de un hábito de escritura, del estilo que sea.
- El segundo momento es cuando nos hemos lanzado a escribir, pero llenamos páginas sin una claridad de hacia dónde estamos yendo o hacia dónde nos está llevando “ese tirar del hilo” de la escritura. Una escritura básicamente descriptiva, para luego encontrarnos con 20 páginas, o más, por ordenar y entender. Se puede hacer, pero este sistema hace el camino más largo e ineficiente. Por esto la importancia de escribir con un foco.
- El tercero se manifiesta cuando no podemos dar por acabada la escritura de un borrador, no vemos el final, o dudamos de si ya está “listo”, muy probablemente puliendo hasta el infinito detalles que solo nosotrxs vemos. Esto ocurre por una mezcla entre perfeccionismo, los nervios con respecto al momento de la evaluación que inevitablemente vendrá. En la escritura no existen puntos finales objetivos y se pueden encontrar vías infinitas de pulido, detalle, reorganización (entre otras cosas) de las ideas. Sólo sabremos cuándo parar con criterios decididos con antelación, o explicitando los criterios de suficiencia propios de un campo de estudio o contexto profesional.
No te pasa solo a ti
Más que ahondar en los motivos que hay detrás de estas dificultades, quiero tocar un punto desde mi perspectiva fundamental: la importancia de normalizar que estas dificultades existen, y que contra intuitivamente no discriminan según el grado de experiencia con la escritura.
¿Que por qué considero esto tan importante? Porque es muy fácil autoculparse e interpretar estas dificultades como una incapacidad personal. En consecuencia se pueden vivir con una alta dosis de vergüenza y en privado, y lo que avergüenza, se esconde. Esto tiene como efecto el agravar estas dificultades.
Nos solemos culpar por los problemas al comenzar un borrado, al desarrollarlo, o al terminarlo y dejarlo ir, y por esto abrirse con respecto a estar dificultades puede ser complicado, sobre todo si no tenemos una posición de seguridad, un estatus protegido, y una cierta previsibilidad en nuestros contextos de trabajo. Esto pasa en la universidad, ¡pero no solamente!
He podido expresar mi postura con respecto a los obstáculos de la escritura en otras entradas de este blog, que te invito a explorar. Aquí recordaré que algunas de estas dificultades tienen que ver con la falta de entrenamiento formal, con las dificultades de sacar tiempo para dedicarse a este trabajo que exige toda nuestra atención y calma, con el hecho de estar trabajando solxs. También tiene mucho que ver el que no contamos con la legitimidad “natural” dentro de nuestros contextos de trabajo como para sentirnos segurxs a la hora de exponer nuestras ideas en una situación de evaluación.
Esto significa que, más allá de las cuestiones que tienen que ver con la gramática, o con las construcciones sintácticas de la lengua en formato académico (una aproximación muy limitada desde mi punto de vista si nos quedamos solo en ella), existen motivos que tienen que ver con que la escritura es una práctica que ocurre en un contexto institucional, disciplinar, social, cultural.
Así que para contribuir a que cuestionemos la explicación acerca de nuestras dificultades con la escritura a nuestra falta de “dones” naturales (¡qué cruel, y qué falsa interpretación esta!), le pregunté a investigadorxs de varias áreas dentro de las ciencias sociales y humanas, y en diferentes puntos de sus carreras profesionales, qué dificultades tenían, y cómo vivían el momento de escribir.
Debo apuntar que estas experiencias no son propias únicamente de científicxs sociales (también ocurren a científicxs en otros campos), y tampoco de personas que escriben desde un contexto académico (también ocurren en contextos profesionales que dependen de la investigación y de la escritura y que además permiten o exigen un alto grado de autonomía).
Abajo podrás escuchar sus experiencias, que he anonimizado, siguiendo un protocolo ético. En la actualidad los espacios de trabajo compartido que he creado hacen que este anonimato no sea necesario, porque todxs tenemos la consciencia de estar “en el mismo barco”, pero entiendo que no muy común.
Espero que algún día contemos con espacios seguros en nuestros contextos laborales como para poder hablar abiertamente sobre las cosas que no nos salen bien a la primera, o sobre nuestros puntos vulnerables. Estas cuestiones en las que no somos personas con superpoderes. Y que se vea como lo más normal. En esta dirección va esta contribución. Pero para eso, necesitamos contextos abiertos, contextos críticos que tengan en cuenta la manera en que nuestros privilegios afectan y hacen diversas nuestras formas de ver, pensar, y experimentar las cosas.
Trabajos citados
Sword, Helen (2017). Air & Light & Time & Space: How Successful Academics Write. Harvard University Press. https://doi.org/10.3138/jsp.49.3.05