Foto de Devin Avery

El efecto de lo que nos estresa es uno de los motivos más importantes que nos impiden disfrutar de nuestro trabajo y de nuestro cotidiano como académicxs e investigadorxs, sobre todo cuando se trata de cosas que se salen de nuestro control (hay un accidente, por ejemplo el autobús en el que ibas para llegar a tu cita se avería y se para) y/o son cosas que pasan de forma recurrente (tienes un/a jefe exigente que ves todos los días). 

Mi propuesta de trabajo con respecto al estrés es centrarnos en cuidar el cómo nos “pillan” esas cosas que nos estresan, es decir, qué recursos tenemos para gestionar las fuentes de lo que nos estresa. El permitirnos creer que el estrés, y sobre todo las consecuencias que tiene en nuestra vida no son inevitables, el permitirnos crear un espacio de reflexión personal para no tener que vivir en la reacción constante a lo que ocurre, y el abrirnos a la posibilidad de que podemos tomar ciertas decisiones en ese margen de acción que nos queda.

La invitación que te hago es que pienses e interpretes las cosas que te pasan desde otro punto de vista, de tal forma que puedas ver el margen de acción que tienes para hacer que las cosas sean diferentes, aunque este margen de acción no te parezca espectacularmente amplio.

Nos enfrentamos todo el tiempo con cosas que nos generan estrés. Aparentemente, es una condición de la vida moderna (o eso se lleva diciendo desde que se escribe sobre la vida urbana). En particular, forma parte de la experiencia de personas que están bajo una presión constante de mostrar resultados. Es el caso de las personas que se dedican a la vida académica, y más aún, de las que no tienen un lugar que les pertenezca de forma natural en la universidad, y para las cuales las exigencias suelen ser más estrictas. 

Puede que sea sólo mi percepción (o mi algoritmo), pero desde la pandemia los temas que tienen que ver con salud mental están circulando en nuestras conversaciones y en los medios de comunicación con una intesidad notable. Esta visibilización es positiva porque una de las contrafuerzas más potentes para que algo que nos pasa a todxs en mayor o menor medida deje de ser motivo de vergüenza es que se hable de ello.

Como ocurre con otros temas que nos afectan, un primer paso es hablar y oir hablar de ello para que el conocimiento que existe sobre le tema circule, y así comenzar a romper el tabú y reconocer que no estamos en estos solxs. Hablar de ello hace, de a pocos, que seamos conscientes de que nuestro estrés, la sensación de “no tener ancho de banda”, sentirnos bajo presión, no poder con todo, etc., es un tema colectivo y no un problema de inadecuación individual. No, el problema no es que no estemos a la altura como personas, amigas, profesionales, etc. El que vayamos estresadxs es el efecto de la cultura de trabajo y de performance en la que vivimos.

En el caso de la universidad, es una cultura del sobre-trabajo y la capacidad de auto-explotarnos como forma de ganar estatus en un medio competitivo y precario. Y aunque el que vayamos estresadxs tiene que ver con el tipo de contexto en el que estamos, esto no quita la responsabilidad que tenemos de hacer algo al respecto.

Existe un montón de investigación interesante sobre el poder que tenemos para cambiar nuestra relación con este estrés.

El estrés se ha investigado académicamente, y mucho, como te podrás imaginar. Pero siento que hay todavía mucho trabajo por hacer para que este conocimiento forme parte de la cultura de estos lugares donde irónicamente es donde se genera este conocimiento.

Saber un poco más sobre lo que significa el estrés y los efectos que tiene en nuestro caso particular, y lo que tenemos que hacer para gestionarlo en nuestro día a día será un pequeño pero importante paso. 

Con estas ideas en mente, hice hace poco un taller sobre herramientas de gestión del estrés por invitación de RECA (la Red de Estudiantes Colombianxs de Astronomía), una iniciativa muy necesaria de apoyo para estudiantes sobre todo de grado en diferentes aspectos que tienen que ver con la vida estudiantil y las estrategias de futuro tanto para las personas que quieren entrar en el mundo laboral como para las que se están planteando un futuro en la investigación.

En el taller propuse 4 ejercicios prácticos para entender un poco más sobre nuestro caso particular y lo que podemos hacer para gestionar nuestro malestar. 

De la investigación que conozco sobre el tema, elegí algunos trabajos que tienen como particularidad el ser traducciones a un público no especializado de investigación académica rigurosa, contribuyendo a este objetivo de ponerlo a nuestro alcance (y sí, en efecto todxs tienen una charla TED). 

Los libros que referencio son:

1. Emily y Amelia Nagoski, “Hiperagotadas”. Analizan la idea de burnout o agotamiento y la importancia de completar el ciclo del estrés a través de acciones que se pueden incorporar en la vida cotidiana.

2. Kelly McGonigal, “Estrés: el lado bueno. Por qué el estrés es bueno para ti y cómo puedes volverte bueno para él.” Su punto de partida es que el efecto del estrés en nuestro bienestar depende de cómo lo interpretamos y el significado que le damos, y que la falta de estrés no equivale a tener mejores vidas.

3. Mihály Csikszentmihály, “Fluir: una psicología de la felicidad”. Explica lo que caracteriza el estado de flujo (simplificando, el disfrute del propio trabajo perdiendo la noción de sí mismxs, del tiempo y del espacio) y de los factores de los que depende, en especial el nivel de dificultad de la tarea y las capacidades con las que contamos para llegar a ciertos objetivos.   

4. Valerie Young, “The secret thoughts of successful women. Why capable people suffer from imposter syndrome and how to thrive in spite of it.” (no encontré una edición en castellano). Comunica la idea de que personas de todos los niveles de reconocimiento y consagración profesional se sienten inadecuadas para su trabajo, en especial en el caso de las mujeres. Tengo que apuntar que esta idea de “síndrome” está siendo re-evaluada en debates emocionantes que buscan incluir los ejes a lo largo de los que se organizan las relaciones de poder (género, raza, clase social) y superar la idea patologizante de “síndrome”.  

Las claves para gestionar el estrés nacen de un trabajo con unx misma y de un sentido de la responsabilidad personal. Pero esto no excluye que seamos seres interdependientes. Necesitamos el apoyo e implicación de otras personas incluso para encontrar el tiempo, el espacio, y las energías para salir de un loop muy largo de estrés. 

Te invito a que veas el video de abajo con claves claras para gestionar tu estrés y evitar que siga afectando tu bienestar.

Comparte el video si consideras que te sirvió y que le podría servir a alguien más.

Idea: puede ser una buena manera de comenzar una conversación con alguien en específico o un grupo de personas sobre un contexto de estrés compartido con un genérico “qué piensas de esto?”, o alguna pregunta más específica.

Para saber más sobre la próxima cohorte de Grupos de Escritura (Calla y Escribe), donde trabajamos desde la reflexión estratégica sobre cómo estás y cómo puedes sostener tu bienestar mientras avanzas, apúntate a mi boletín informativo. Se abren inscripciones aproximadamente cada trimestre.