Foto por Angelos Michalopoulos.
Los llamados bloqueos de escritura se refieren a la incapacidad de poner ideas sobre el papel. Es un término que sirve de paraguas para diferentes cosas: miedo a comenzar algo/miedo a acabarlo/miedo a ser evaluadas y a la exposición que implica, pero también al aburrimiento/cansancio, o sentirse vaciado/a de ideas.
Se ha hablado mucho del perfeccionismo, del exceso de reglas, de la comparación con otras personas, y del síndrome de la impostora como motivos para que nos bloqueemos al escribir. También escribí una entrada al respecto (que venía con su respectivo video). La puedes leer haciendo clic aquí.
Los bloqueos tienen que ver con experiencias desagradables o incluso traumáticas, por ejemplo relacionadas con el hecho de exponerse o de ser evaluadas: una sentencia poco cuidadosa de alguien clave en nuestro aprendizaje, del tipo “escribes fatal”, “vas a tener dificultades en la universidad”, o un “no sirves para esto”, puede tener consecuencias importantes en nuestro subconsciente y en nuestra capacidad para aprender.
Con relación a los aspectos artesanales de la escritura y del proceso de aprendizaje del oficio de escribir, los bloqueos pueden venir del hecho de que estamos haciendo una cosa por primera vez y que no hayamos recibido instrucción o feedback sobre cómo proceder.
Claro, hay que tomar la sartén por el mango, no rendirnos, y buscar salidas. Pero también es importante que evitemos auto-culpabilizarnos cuando no podemos producir como se esperaría y poner en perspectiva lo que nos pasa cuando nos bloqueamos, para salir del espiral del bloqueo.
Las estrategias individuales para superar los bloqueos pueden ser efectivos, y de hecho, las diseño todo el tiempo en mi trabajo con investigadores/as académicos/as. Pero hago una invitación a seguir tirando del hilo hasta llegar a algunas de las causas más profundas de estos bloqueos. Te invito a que pensemos en el origen cultural y político de los bloqueos.
Los orígenes culturales y políticos de los bloqueos de escritura
Me refiero a razones para los bloqueos de escritura que tienen su origen en cómo está pensada, diseñada, y en definitiva, en cómo funciona la institución que enmarca nuestro trabajo como personas que investigamos y escribimos.
En concreto, se me ocurren 4 razones, y algunas de sus consecuencias:
No encajas en lo que se considera normal en la Universidad. La universidad es una institución que ha tomado como punto de referencia de lo que es “normal” a los hombres, blancos, heterosexuales, de clase privilegiada, representantes de la “cultura nacional”. Suele ser el perfil de persona que toma las decisiones importantes en las universidades. Sé que puede sonar a generalización brutal, pero es en estos términos que pensamos desde la sociología para poder entender las cosas más a fondo. Cualquier sujeto/ser que se salga de esta normalidad tendrá problemas de acceso a recursos de todo tipo, tanto materiales como simbólicos. Es el caso de las personas socializadas como mujeres, las personas con colores de piel y orígenes lingüísticos o nacionales diversos, las personas que se identifican con la comunidad LGTBIQ+, las personas que acceden a la universidad por primera vez en su historia familiar, etc. Si perteneces a algunas de estas categorías, tus bloqueos pueden tener que ver con experiencias difíciles derivadas de no pertenecer a esa normalidad (Murray y Mifsud, 2019).
Si tu investigación es crítica o militante. La Universidad es una institución que produce conocimiento y que tiene la aspiración a diferenciarse de los activismos y en gran medida, de las posiciones políticas —esto es un punto de tensión constante y no resuelto—. El canon académico dicta, también, que para que el conocimiento que se genera sea válido, debe alejarse de las opiniones personales y muchas veces se piensan las posiciones políticas como opiniones personales. Si militas en una posición política, o tu trabajo tiene un alto componente crítico, encontrar “tu voz” puede ser difícil por la tensión entre tu voz activista y tu voz académica (Neale, 2015).
Si eres inexperto/a y estás aprendiendo los aspectos artesanales de la escritura. La universidad es una institución jerárquica que tiende a valorar más el trabajo que provenga de la gente con más estatus. La experiencia legitima lo que se tiene por decir. El problema viene desde mi punto de vista cuando la experiencia no equivale a, de forma natural, tener más habilidades para guiar a personas más inexpertas. El proceso de escritura es una caja negra. Si no tienes recursos propios o la universidad no los proporciona, es normal que no sepas por dónde seguir. Repito: es normal que no tengas ni idea de cómo proceder y no hay de qué avergonzarse. Además, el que estén menos legitimadas las aportaciones y conocimientos de las personas con menor experiencia (estudiantes de doctorado, por ejemplo), hace que no sea evidente confiar en el valor de lo que se tiene por decir (Kamler y Thompson, 2014).
Si estás en una situación de precariedad laboral. Es muy común que la mayoría de investigadoras/es, sobre todo en Artes, Humanidades, y Ciencias Sociales, estén en una situación precaria aunque estén dentro del grupo de privilegiadas/os que investigan con becas y/o financiación (Santos Ortega et al., 2015).
Consecuencias
- Sentir que tu trabajo no es lo suficientemente bueno como para superar una evaluación externa, sentirte inadecuado/a, síndrome de la impostora. Esto es especialmente el caso para las personas socializadas como mujeres, y en general para grupos poco representados en los lugares de decisión en las universidades.
- El necesitar apoyo, pero tener miedo a pedir ayuda a tus supervisores/as.
- El necesitar apoyo, pero no saber pedirlo porque no conoces los códigos de la universidad porque eres la primera persona de tu familia en ir a la universidad o llegar a un nivel doctoral,
- El no saber los códigos locales porque eres inmigrante.
- Te han criticado tu uso del español –o tu inglés no nativo si escribes tu documento en inglés– y ahora sientes que tu escritura tiene menos valor a ojos de quien revisa tus textos.
- El querer escribir en lenguaje académico cuando eres activista y no sabes separar los análisis políticos de tu opinión personal, y no saber en consecuencia qué tono tomar para que no suene a que te sacas las cosas de la manga.
- El querer escribir y no poder concentrarte porque tus necesidades básicas no están cubiertas y te sientes en peligro con la incertidumbre.
- El bloqueo que viene de no saber qué o cómo escribir, porque no sabes el lugar que tienen tus propias observaciones o tu criterio personal y el lugar de la teoría.
- El bloqueo de sentir que tu criterio es menos válido que el de otros/as teóricos/as que escriben bien desde tu punto de vista, y tener miedo a exponerte.
- Te dieron una hoja de ruta muy rígida, y te sugirieron que tu intuición es equivocada. Y resulta que no te sale escribir el marco teórico antes de haber hecho el análisis de los datos, o cualquiera que haya sido la consigna. Te ha costado pedir a tu supervisor/a una flexibilidad.
Kamler, B. & Thomspon, P. (2014) Helping Doctoral Students Write. Pedagogies for supervision. Routlegde.
Neale, J. (2015). Why radical academics often find it hard to write, and what to do about it. Entrada de blog. Accesible en: https://www.academia.edu/12168237/Why_Radical_Academics_Often_Find_it_Hard_to_Write_and_What_You_Can_Do_about_It
Murray, R., & Mifsud, D. (Eds.). (2019.). The Positioning and Making of Female Professors. Palgrave Macmillan.
Santos Ortega, A., et al. (2015). En cuerpo y alma. Intensificación y precariedad en las condiciones de trabajo del profesorado universitario. Revista Arxius, Análisis de Ciencias Sociales, Núm. 31, Junio 2015, pp.13-44.