Soy la primera en defender que una buena estructura interna es la mejor protección frente a los obstáculos externos a la hora de continuar con lo que no hayamos propuesto y siga siendo fundamental para nosotros/as. Estoy convencida de que la práctica diaria de ciertos hábitos nos hacen la vida más fácil y feliz, y me baso en mi experiencia y en decenas de investigaciones que lo confirman. 

Pero en el post de esta semana voy a contarte sobre lo ilusorio que es pretender que esa estructura y esos hábitos sigan como si nada cuando la vida como la conocíamos tambalea. Ser productivas/os a toda costa ha dejado de tener sentido. Quiero poner sobre la mesa la importancia de reajustar nuestro sentido vital en esta crisis que nos obliga, seamos conscientes de ello o no, a re-pensar lo que hacemos y por qué lo hacemos. ¿Cómo será nuestra vida y nuestro trabajo una vez podamos volver a salir?

Dejando que la crisis nos afecte

Hace unos días compartí una entrada con la intención de transmitir todo lo que sabía sobre una situación de vida y de trabajo que no era nada nueva para mí como investigadora y ahora emprendedora autónoma. Lo que he aprendido después de tantos años de trabajar en casa (situación que hasta hace tres semanas combinaba yendo a mi coworking), y lo que aprendí siendo autónoma en una ciudad nueva es especialmente relevante en estos días. Pero el mandato de quedarnos en casa para evitar la propagación del Covid-19 es algo que yo, como tanta otra gente, no había vivido nunca.

Pero luego de publicarla me quedé pensando en cómo esto, con toda la gravedad que implica y la diversidad de situaciones de vida, nos afecta. Y más aún, pensé en cómo estamos permitiendo que nos afecte. Me dio algo de angustia pensar que podíamos salir de esta situación tan extrema acostumbrados a ella, haciendo lo mismo de siempre e incluso deseándolo. Lo que hace bien y lo que no. Lo que tiene sentido y lo que no también.

Como dice el antropólogo Bruno Latour en un texto que publicó en su página web, esta época de confinamiento debe dejarnos con algo más que las ansias a volver a lo de antes:

“(…) El inventario del año, es ahora que debe hacerse. Si el sentido común nos dice: “Reiniciemos la producción lo más rápido posible”, debemos gritarle de vuelta: “¡Por supuesto que no!”. Lo último que deberíamos hacer es retomar de manera idéntica todo aquello que hacíamos antes.”

La sostenibilidad en el largo plazo está en juego. 

La productividad a toda costa

Aunque con buena intención, como la mía al escribir mi último post, se nos vino encima una cantidad abrumadora de contenidos con la idea de que crear rutinas y una estructura auto-creada, eran suficientes para teletrabajar. Pero es que ya llevamos 3 semanas con el país parado.

Ser súper productivas/os puede parecer algo fácilmente alcanzable con todos esos consejos bienintencionados si tenemos condiciones “optimizadas”. Me refiero a las personas que tienen tiempo y espacio para sí mismas, sus necesidades cubiertas, un ingreso asegurado, y ellas y sus familias en buena salud. Pero esto no se está cumpliendo. Esto evidencia algo importante pero que contradice lo que hemos aprendido: la productividad no es un botón que se aprieta para que la máquina, o sea nosotras/os, funcione. 

Por Alberto Montt

Tengo la intuición de que esta pandemia nos está obligando en cierta forma a experimentar con más claridad las decisiones que hemos tomado para nuestra vida.  Esto, sin contar la incertidumbre y la ansiedad que genera esta pandemia en todas/os, y los efectos de, por ejemplo, estar muy solas/os, o muy acompañadas/os tanto tiempo. Y el sentimiento de culpa, ¡que no falte!

Esperar ser productivas/os como si no tuviéramos excusa desconoce las consecuencias que esta pandemia tiene en todas/os nosotras/os, a nivel colectivo y global. La productividad a toda costa desconoce la crisis de sentido que estamos viviendo.  

Melissa Gregg, científica social, escribía en su libro “Counterproductive” (“Contraproductivo”), que la productividad (y sus herramientas) tienen la función de reducir la ansiedad frente a la incertidumbre en trabajos que parecen ir demasiado rápido -añado, o demasiado lentos- y sin garantías, y que parecen casi improvisarse.

Pero he aquí el círculo vicioso en el que nos podemos meter: buscamos la productividad a toda costa para controlar la incertidumbre y disminuir nuestra ansiedad vital, aumentándolos de nuevo en cuanto comprobamos que no podemos ser tan productivas/os como máquinas. 

Cuestionarte para recuperar el sentido

La vida continúa, aun en este encierro. Aunque es una situación que nadie que yo conozca haya vivido, las trabajadoras independientes sin una oficina tradicional, y con muchas horas de trabajo en casa por medios digitales tenemos mucho qué aportar en estos momentos.

Hemos aprendido a lidiar con estas condiciones de vida y trabajo con mucha práctica, ensayo y error. Yo, como tantas otras personas que trabajan por su cuenta o por proyectos, nos hemos inventado maneras de reconstruir constantemente sentidos vitales en la incertidumbre.

Mientras estaba en transición de una carrera académica a una que se combinara otras cosas que eran importantes para mí, recuerdo un elemento clave que hizo toda la diferencia. Tuve que preguntarme cómo conectar mi trabajo con una realidad social y económica en constante cambio, y también con un propósito que me incluyera a mí, a mi entorno, al medio ambiente. El sentido de mi vida no podía ser cumplir con expectativas que no eran las mías o con un plan implícito creado con las mejores intenciones por otras personas hacía 20 años.

Siguientes pasos: un cuestionario para parar y pensar

Una vez somos conscientes que algo debemos adaptar en estos días, y que no queremos salir de este encierro haciendo todo como antes, ¿por dónde empezar?

Les propongo un cuestionario basado en la idea de Bruno Latour. En este caso, tiene en cuenta el cambio y la continuidad en las maneras de producir pero también de consumir, de estar, lo que sienta bien y mal (a ti, a otras personas, al medioambiente), y en consecuencia lo que queremos que vuelva a ser y lo que queremos cambiar. 

1. ¿Qué prácticas o costumbres a nivel personal/profesional han desaparecido de tu día a día desde este encierro?

2. ¿Qué ha seguido igual o se manifiestan con mayor intensidad?

3. ¿Cuáles son nuevas?

4. ¿Cuáles de estas cosas sientan bien (a ti, a otras personas, al medioambiente)? ¿Cuáles sientan mal (a ti, a tu entorno, al medioambiente)? Haz el ejercicio para los tres grupos de cosas que salieron de las tres preguntas anteriores.

Reflexión/escritura guiada

Una de las cosas más difíciles de hacer es parar y reflexionar, parar la rueda, dejar el “business as usual”. Por eso les propongo hacerlo en grupo y conmigo.

Con esto en mente l+s invito a la sesión guiada que daré este viernes 17 de abril a las 19h (hora española), esperando a que personas de Latinoamérica se puedan unir a nosotr@s.

Está dirigida a trabajadores/as autónomos/as, investigadores/as principalmente, incluyendo, claro está, a estudiantes de doctorado.

Lo único que debes hacer es apuntarte aquí abajo para apartar una plaza:

[Este seminario ya pasó. Si quieres permanecer en contacto, descarga la guía que te comparto en la siguiente dirección: www.mindacademia.net/guia]